Lo primero que hay que decir de este libro de Stefano Vignaroli es
que en cuanto lees el primero te quedas con ganas de leer los otros
dos que componen la trilogía de EL IMPRESOR. Una novela bien
escrita, con las dosis de misterio justas para atrapar al lector y
que siga leyendo, ambientada en la época renacentista de una ciudad
que yo, por lo menos, no sabía que existía hasta hace pocos años.
Para el mundo son famosas las ciudades italianas de Roma, Nápoles,
Verona, Padua, Venecia, Palermo, Milán… Pero hay otras pequeñas
ciudades, bellísimas y con una historia antigua e interesante que no
son tan conocidas para el resto del mundo. Creo que esto es lo que
pasa con Jesi, la ciudad protagonista de la trilogía de EL IMPRESOR
De la mano de
Stefano Vignaroli he comenzado a amar a esta pequeña ciudad de Le
Marche (Las Marcas, en castellano) y a aprender muchas cosas de su
interesantísima historia.
De la mano de Lucia
Baldeschi, una mujer noble del siglo XVI y de su descendiente Lucia
Balleani, una mujer del siglo XXI, he visto batallas, intrigas,
aquelarres a la luz de la luna; he visto volar a los halcones, he
conocido a grandes hombres, a la vez crueles y cultos, como il Duca
Francesco Maria della Rovere; he recorrido Le Marche y visto cómo
vivían sus habitantes, en una época en la que las guerras entre las
ciudades del norte de Italia estaban a la orden del día, una época
cruel en la que, a pesar de todo, floreció el arte y la cultura. Una
época en que lo normal era cambiar de bando cuando así lo requería
la supervivencia. La lucha entre güelfos y gibelinos, quiénes eran
y porqué luchaban. Todo esto lo he aprendido con el libro de Stefano
Vignaroli. Y también he aprendido a querer y a apreciar a la heroína
de esta historia, Lucia Baldeschi, una mujer producto de la fantasía
del autor, pero que se hace real, vive, entre las páginas del libro.
La historia de una mujer fuerte, culta, y… bruja. ¿Bruja? Entonces
también aparecerá la Santa Inquisición en el libro, os
preguntaréis. Pues sí, en efecto, encarnada en un fraile dominico,
el Padre Amici. Nadie es totalmente bueno ni totalmente malo en este
libro, hay grados de maldad y grados de bondad en todos los
personajes que lo habitan, quizás los dos personajes que puede
decirse sean malvados sin sombra de duda son dos: el tío abuelo de
Lucia, el Cardenal Artemio Baldeschi, y este fraile dominico. Estos
dos personajes representan la parte más oscura del ser humano: las
ansias de poder por el poder mismo; un poder que corrompe y que
convierte a estos personajes en solitarios, temidos y odiados por
todos, a quien nadie les puede hacer frente. ¿Nadie? ¿Estamos
seguros? Tal vez haya alguien.
El estilo de Stefano
Vignaroli se adapta a los que está contando, con frases y
expresiones en desuso, propias del siglo que describe, y con
comportamientos incomprensibles para una persona del tercer milenio,
como nosotros, pero totalmente normales para una sociedad como la
italiana del Renacimiento.
Para entender esta
sociedad y el misterio que la rodea están la joven estudiosa Lucia
Balleani, estudiosa de la historia antigua de Jesi, que trabaja en el
que fuera el palacio de su familia, el mismo en que viviera
quinientos años antes Lucia Baldeschi, y Andrea Franciolini, un
¿arqueológo, biólogo, historiador? No está muy claro.
Descendiente, a su vez, del gran amor de Lucia Baldeschi, se llama
igual que su antepasado.
La estructura del
libro alterna las dos historias separadas por quinientos años de
diferencia, se complementan, una aclara lo que ocurre en la otra, y a
su vez plantea más interrogantes que puede que se resuelvan o no de
manera satisfactoria.
LA SOMBRA DEL
CAMPANILE, en definitiva, es un libro que vale la pena ser leído,
bien escrito y bien documentado. Si os gusta la historia, las
aventuras, las intrigas, las batallas, este libro os encantará.
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