sábado, 21 de julio de 2018

Traducir un libro, séptima y última parte

Ya hemos visto antes la importancia de la relectura para pulir la traducción. A veces se te atraganta una palabra, a veces una expresión, y otras, las menos, un párrafo entero.
Cojo una hoja de papel y escribo el párrafo original, lo miro, lo remiro, busco las palabras aisladas, leo lo que tengo escrito en el ordenador. Vuelvo a mirar la hoja de papel donde he escrito el párrafo y busco el orden gramatical más adecuado al castellano para traducir. Porque no siempre el orden gramatical de las palabras en un idioma tiene porque coincidir con el orden gramatical de la lengua a la que estás traduciendo.
Si esto ocurre con el italiano y el castellano, imaginaos el tremendo esfuerzo con idiomas que no son de la misma familia lingüística.
Espero que esta serie de post os hayan servido para entender un poco mejor el trabajo de los traductores y el esfuerzo que es necesario para llevar a cabo una traducción coherente y de calidad.

Traducir un libro, sexta parte

Ya he acabado de traducir el libro. Ahora tengo que leer la traducción, seguro que tendré que corregir un montón de cosas: se te pasan palabras, te comes expresiones, mezclas el italiano con el castellano, has traducido algo literalmente porque en ese momento no se te ocurría algo mejor, has cambiado letras de sitio, etc.
Para esta fase utilizo el bolígrafo rojo y el bolígrafo azul. Con el bolígrafo rojo tacho palabras que estaban mal escritas y las vuelvo a escribir bien, o rodeo una expresión literal para escribirla de otra forma. Con el bolígrafo azul escribo la expresión correcta.
En la imagen de la izquierda podéis ver como he trazado un cuadrado alrededor de "no había pasado ni un minuto", que es una traducción casi literal de la expresión italiana, y la he cambiado (en azul) por "en menos de un minuto".
En la pantalla tengo el mismo archivo y voy haciendo los cambios oportunos hasta que me siento satisfecha del resultado.
Un poco más abajo tenéis casi la misma página ya corregida. Podría parecer que falta una frase. Evidentemente el libro y la traducción no ocupan el mismo número de páginas, a veces una palabra muy larga en un idioma se traduce con otra más corta, y viceversa. Así que no siempre el número de líneas es igual en uno y otro archivo, ni siquiera tienen porque corresponder los números de página.

Traducir un libro, quinta parte

Si habéis llegado hasta aquí en la lectura seguro que estáis pensando: Si escribe los significados de las palabras y las expresiones en el PDF, ¿cómo hace cuando una palabra o expresión se repite? Pues haciendo un vocabulario en una libreta. Ya sé que lo de escribir a mano no está de moda, pero es que yo soy una antigua, a veces incluso escribo con pluma estilográfica.
Algunos de vosotros os acordaréis de cuando en el colegio nos decían que teníamos que tener una libreta de vocabulario de inglés o de francés, o de cualquier otro idioma que estuviésemos estudiando.
Es exactamente lo que hago. 
A medida que escribo las palabras y expresiones en el PDF las escribo también en una libreta siguiendo el orden del alfabeto.

Traducir un libro, cuarta parte

Evidentemente este proceso no lo sigo a tontas y a locas. Tengo unos plazos para completar la traducción y debo tener una rutina.
En la portada del libro escribo el trabajo hecho ese día o esos días: cuándo he comenzado a leer el libro, qué es lo primero que debo traducir, cuántas páginas debería traducir al día para completar el trabajo antes de la fecha indicada, hasta qué página he llegado en un día determinado. 
A mitad de este proceso hago un calendario con los días que me restan de trabajo y los voy tachando, si ese día no he hecho nada (puedo tener cualquier imprevisto) lo rodeo con un círculo azul, si he trabajado, tacho el día con una cruz.
Tengo en cuenta la fecha límite y los días para la relectura antes de entregar la traducción. Casi siempre la fecha límite que me he impuesto para acabar el trabajo la suelo cumplir, en este caso el 11 de julio. Me he pasado en un día, no hay problema, todavía me queda una semana para corregir y repasar toda la traducción. Y estos días los marco con un recuadro en rojo.

Traducir un libro, tercera parte

Ahora es el momento en que comienzo a utilizar los diccionarios, a subrayar más palabras y expresiones y a escribir sobre las páginas del libro todas las interpretaciones de una palabra o expresión.
Podéis ver en la parte de arriba de la imagen esta parte del proceso de traducción
Cuando no encuentro la traducción de una expresión concreta, por ejemplo en esta página "buttarsi di peso", entonces imagino la escena y hago una interpretación lo más cercana posible a lo que ha querido decir el autor. Estas expresiones las pongo entre paréntesis, porque no la he encontrado en el diccionario, o el diccionario no me ha dado una traducción que me satisfacía y por eso la expresión "dejarse caer" está escrita entre paréntesis.
Puede que en la relectura me venga a la mente otra expresión o puede que no. De momento, me vale.

Traducir un libro, segunda parte.

Ya habéis visto que leo el libro en un archivo PDF, me resulta más cómodo que estar delante del ordenador con una pantalla brillante y no sentir las páginas que me quedan por leer. Porque a mí me encanta el papel, pasar las hojas, olerlas, escribir sobre ellas con bolígrafos de distintos colores, tachar lo que está equivocado, reinterpretar una palaba o una expresión y ver cómo he ido evolucionando en la traducción.
A vuestra izquierda podéis ver la traducción de una de las páginas del libro ya hecha sobre el ordenador.
El libro original sobre la mesa con todas las anotaciones y las traducciones de las palabras y expresiones, en el ordenador una página en blanco, en Office o en Libre Office, y yo enfrente tecleando como una posesa mi traducción.
Luego tendré que releer de nuevo el libro, por el momento esta traducción me sirve.